domingo, 31 de octubre de 2010

AVENTURA EN EL MULHACÉN

Aunque deberíamos ir introduciendo las cositas por orden cronológico creo que la mejor forma de empezar es esta, porque tras algunas aventurillas en común aquí los 4 fantásticos (Nico, Jessica, Rafa y yo) el día en el que se configuró este grupo como los Sherpas del Sur fue ese 29 de Octubre en que nos decidimos hacer el Mulhacén desde Trevélez.
Ahí que nos levantamos cerca de las 5 de la mañana y con Nico hecho añicos porque la misma noche había estado de fiesta y no se había privado de tomar las copichuelas pertinentes... más mérito tiene nuestro Sherpa número 1 que subió casi sin quejarse y cargado con su mochila. ¡¡Vaya carita que tenía cuando sonó el despertador!!
Sobre las 8 estábamos en Trevélez y tras un desayuno rápido y más bien escaso en un barecillo del pueblo nos dispusimos a empezar la aventura, más contentos que unas castañuelas, llevábamos un mes ilusionados con nuestro primer gran ascenso a la alta montaña... aunque realmente fuimos un poco a lo loco, ya vereis por qué.
Empezamos a subir, el inicio del trayecto matador, el suelo resbaladizo y lleno de piedras aunque el paisaje precioso, con tonos verdes, marrones y rojos propios de esta época otoñal... Primeras fotitos, flipando que íbamos los cuatro.
Este puentecito era el primer indicativo de que íbamos por el sitio correcto, lo habíamos visto en muchas fotos de la ruta...



Vaya carita que tenía yo de cansada en esta foto, pero realmente estaba supercontenta, aunque con el madrugón y 2 horas de conducción desde Málaga...
Aquí arriba Nico, Jessica y Rafa.

Poco a poco íbamos subiendo y casi sin darnos cuenta salvando un desnivel más que importante, así que cada hora hacíamos una paradita de 10 minutillos justo para descansar hombros y beber algo.







Aquí los colores que os decía antes, preciosos ¿verdad?



Y seguimos camino arriba, despacio pero disfrutando mucho de todo lo de alrededor.


















Desde Trevélez a Siete Lagunas hay un desnivel de casi 1500 metros, dejando atrás ese paisaje verde y húmedo para entrar en otro muy distinto, más seco y árido, pero no menos bonito.

Ya a lo lejos se empezaba a ver nieve, lo que nos entró por el cuerpo cuando la vimos...


Subiendo y pasando de un lado a otro del río Culo de Perro

¡¡FOTITO!!

Y llegamos a las chorreras negras, como para olvidarlas, dios lo que nos costó subir por la pedrera que hay a su derecha... Olvidé contaros que ya íbamos un poco atrasados tras hacer más paraditas de la cuenta, necesarias por cierto, y empezamos a pensar qué pasaría si  no encontrábamos el refugio donde habíamos planeado pasar la noche. Sólamente nos encontramos por el camino a unos tipos de mantenimiento de los hitos que nos tranquilizaron diciendonos que podíamos dormir en unos vivacs cerca de la laguna Hondera, así que nos tranquilizamos un poco... ¡¡¡CRASO ERROR!!!


Paradita para comer, ya empezaba a hacer frio frio.
Ya con las Chorreras Negras encima nuestra.


Aquí se puede comprobar cómo era el camino para ascender a la derecha de las Chorreras, ¡¡TRONCHATOBILLOS!!

Ya tras varias horas andando y andando y sin encontrarnos con absolutamente nadie salvo los de mantenimiento, subiendo la última loma justo bajo Siete Lagunas, para nuestra sorpresa empezamos a escuchar unos ladridos, allá arriba, aunque no sé si Jessica querrá recordarlo, había un perrito ya mayorcete que no paraba de llorar, nos tranquilizamos al pensar que seguro allá arriba cuando llegáramos encontraríamos vida humana. Conforme nos íbamos acercando al animalillo venía hacia nosotros y Jessi empezó a ponerse nerviosa... La pobretica va encontrándose animales abandonados por dondequiera que va y con lo mal que lo pasa... Seguimos subiendo y yo sin darme cuenta de que Jessica iba destrozada con el animal llorando justo a su lado.
Cuando llegamos arriba ya justo teníamos delante la primera laguna: la laguna Hondera. Que subidón al ver esa imagen con el Muhacén justo detrás, tan imponente... Y el perrillo a todos lados con nosotros. Allí no había nadie, solo un par de guiris que bajaban y nos saludaron casi a regañadientes.



Ya veíamos la cuerda del resuello justo a nuestra izquierda... aquí empezaron los problemas. Supuestamente teníamos que llegar al refugio de la caldera, así lo había planeado nuestro Rafita... pero no se había dado cuenta que el Mulhacén tiene 3 aristas y 3 caras, y que el refugio estaba mucho más lejos de lo que esperábamos. Y para colmo no estábamos seguros de por dónde atacar  la montaña tan grande que se alzaba delante nuestra para llegar al refugio. Así que nos pusimos a dar vueltas por Siete Lagunas buscando un sitio por donde rodear la montañita de los... Ya destrozados Rafa se empeñó en subir al puntal de Siete Lagunas que ahora sabemos que se llama así pero que aquel día tan solo era una cuesta puta puta de subir. Allí que subió el cabezota cargado del mochilón por si acaso el camino era por allí ya llevarlo encima. 
El camino no era por allí, o más bien nosotros no podíamos atajar por allí, y tuvo que volver a bajar, pero antes, el muy afortunado, consiguió capturar estas increibles imágenes...

Al fondo el Veleta y justo debajo la Laguna de la Mosca


El Mulhacén



Siete Lagunas desde el Puntal

Ya, viendo que se nos iba a hacer de noche y como que nos aterrorizaba la idea de bajar todo el trayecto a oscuras, nos decidimos a pillarnos una cuevecilla justo cerca de las lagunas, ya durante todo el rato que sigue ni recogimos fotos ni nada, solo nos dedicamos a amontonar piedras para adecentar el vivac que estabamos construyendo. 
Ya dentro, ahogados en ropa, sin espacio ninguno para movernos, muertos de frío y de miedo también (al menos yo), tras haber estado durante al menos 1 hora colocando la murallita de piedras por donde se filtraba el aire y la cual no hacía absolutamente nada, miré a Jessica y vi sus labios azules, el perro llorando, Jessi histérica por el maldito animal, Nico sin poder moverse abrazaba a Jessi para darle calor y Rafa intentaba adecentar casi sin espacio la cuevecilla. En ese momento me morí de miedo y dije: "Jessi, tienes los labios morados" Se me saltó una lagrimilla y sin pensarlo dije que me iba de allí, así que nos animamos sin dudarlo unos a otros y en cuestión de 10 minutos recogimos todo lo que habíamos sacado, tan rápido que yo me dejé hasta mi esterilla allí por no perder tiempo en recogerla. 
Como alma que lleva el diablo salimos corriendo monte abajo cargados con los mochilones antes de que se nos echara la noche encima. El reto era, al menos, bajar la zona de las Chorreras Negras con luz porque esa zona no tenía camino marcado como habeis visto antes, solo piedras y más piedras, y si perdíamos el rumbo ahi... buffffff. Comenzó a levantarse un aire muy fuerte que luchaba contra nosotros mientras corriamos atravesando la laguna Hondera, cuando miro hacia atrás y veo a Rafa yendo muy a la izquierda, y le grito: "¡¡¡Cariiiiii!!! ¡¡¡Por ahí no es!!!" Y el pobre me contesta a grito pelado: "Lo sé, coño, es que me lleva el viento" Increible el viento que se levantó, claro, y la mochila de Rafa que era más grande que él...
Así conseguimos andar y bajar de día ese primer tramo, gracias a Dios, y seguíamos corriendo, parecía que se nos iba la vida en ello. Justo anocheciendo a ésta le dio un apretón que tuve que pararme obligada y en ese momento el resto de andarines locos vieron cómo se iluminaba el cielo entero... ¿un relámpago quizás? O lo que nos faltaba en ese momento, que se nos apareciera allí en mitad de la nada un OVNI, nos reimos al pensar en la posibilidad de que hubiera sido así. A todo esto el perrito fue imposible convecerlo para que bajara con nosotros, lloraba y se quejaba pero de allí no quería moverse, así que con tantas carreras no teníamos tiempo de pelearnos con él. Allí se quedó y muy tristes nos quedamos nosotros. Aún hoy en día imaginamos qué pudo ser de él y por qué no quiso venirse.
Tras esto noche cerrada, ni luna ni luz alguna, solo nuestra linterna y nuestros 2 frontales. Un descenso de 5 horas en la más absoluta oscuridad, no perdimos el sendero ni por un solo momento ni tampoco la fe.
Paramos a la bajada en una casita a reponer energía...




Llegamos a Trevélez a las doce y  media de la noche, exhaustos pero felices de pensar que íbamos a dormir muy muy calentitos. El último tramo de piedras para llegar al pueblo fue terrorífico, matador, acabamos con los tobillos y las rodillas destrozados. Luego 2 horas de regreso en coche a Málaga.
Al día siguiente nada más despertarnos nos llamamos los unos a los otros: "¿Cuando lo vamos a repetir? Casi  hemos tocado la cumbre con nuestras manos..."
Así que ahi queda, en veranito lo repetiremos pero buscaremos la ruta desde el Poqueira, aún tenemos pendiente hacer cumbre. QUEREMOS MULHACEN.
Para nosotros lo más importante de todo: dimos un ejemplo de compañerismo y amistad, en ningún momento fuimos 4 personas sino 1 sola, todos a uno, cuidabamos los unos de los otros, como hermanos. Eso es lo más grande que nos llevamos. Desde ese día somos los SHERPAS DEL SUR.

sábado, 30 de octubre de 2010

Ya estamos aqui...



Estas son las primeras líneas que escribo en esta especie de cuaderno de bitácora, o diario de campo, en el que dejaremos constancia de nuestras experiencias, sensaciones, y todo tipo de "ones" que nos susciten las rutillas, viajes y demás aventuras que hemos compartido y que seguiremos compartiendo allá donde nos lleven nuestras ganas e ilusión por ver cosas nuevas...


Besos a todos¡¡¡. Rafita Cruz.